Los pinguinos no son humanos

Ni en el mejor de los sueños hubiera pensado que hoy la imagen del Presidente bajara en forma acelerada.

Basta leer lo acontecido en su tierra para darnos cuenta que nadie tiene el sillón amurado, y que es obligación de aquel que pretende conducir los destinos de nuestro país, lo haga para todos los argentinos.

El sentirme extranjera en mi suelo me ocurre a menudo.
Cuando mi presidente me habla no lo entiendo. Es como si estuviera en Rumania.

Mi cultura, la del trabajo, la que mame desde la cuna, cuando mi padre aún de noche salía para su trabajo, muchas veces mal pago. Cuando marchaba al colegio con los pies frios y las manos heladas, porque a decir verdad hasta los inviernos cambiaron, el calentamiento global lo confirma.

En mi Argentina es el calor de la gente llegado a su máxima expresión lo que hace que la imagen de endiosamiento se derrita como el glaciar.

Lo ocurrido el sábado en Santa Cruz no es casual. La ida de la ministra a comer a un restaurante céntrico de la provincia tampoco. Me supo a desafío de alguien que dice “van a ver que no se atreven”. Se sienten mas allá del bien y del mal, dueños de su tierra e ignorando al resto. Amo y señor del suelo que habito.

Estamos en el año 2007, nuevo siglo, lectura, radio, internet, etc. fuimos creciendo intelectualmente, necesitamos información, no estamos solos en el mundo la tecnología nos lleva a querer saber cada día mas y ya no pueden engañarnos con la “pobre madre sola que ni un perrito tiene a su lado”. Supongo que nadie se atrevería a dañar a una anciana y por lo tanto ese verso me supo a tango triste y si realmente no tiene protección la culpa no es nuestra señor sino suya, dado que teniendo todo a su alcance deja justo ese punto desprotegido.

Basta de pingüinos somos argentinos, me gusta mucho verlos en la nieve, conocer su vida, sus costumbres el apareamiento, la cría, son aves, no son humanos y me gustaría que mis gobernantes si lo fueran.

susrey