En la Argentina se ha vuelto lamentablemente común que cada vez más jóvenes aspiren inhalantes como drogas. Los inhalantes, sustancias tóxicas producidas comercialmente para uso doméstico o industrial, no sólo pueden adquirirse fácilmente, sino que además son de muy bajo costo económico, motivo por el cual los utilizan las clases sociales más desfavorecidas y marginales, y en especial los niños y adolescentes.
Consumidos en considerables cantidades, los inhalantes producen intoxicación, desinhibición y pérdida de control. La mayoría de estos productos incluye una sustancia conocida como tolueno, que es la que provoca efectos estimulantes o depresores y, por consiguiente, adicción. La mayoría de las sustancias volátiles e inhalantes que los menores de edad emplean contienen este disolvente químico, altamente tóxico.
Los daños que pueden producir estas sustancias son enormes, porque causan efecto en cuestión de segundos. Inmediatamente son transportadas al cerebro, el corazón, los riñones y el hígado, donde producen cambios en el funcionamiento de estos órganos vitales, y es allí donde comienzan los problemas. Las consecuencias van desde reflejos retardados, visión doble, zumbido de oídos hasta complicaciones tan severas como daño prolongado a los riñones, el cerebro y el hígado.
Según fuentes oficiales, durante los últimos años aumentó más de un 4 por ciento la cantidad de chicos que usan inhalantes, principalmente pegamentos. Pero es notable el crecimiento del número de adolescentes que ahora aspiran los solventes de la nafta o los mezclan con otras sustancias para drogarse, elementos que, por supuesto, no sólo son más baratos, sino también mucho más destructivos.
La Secretaría de Programación para la Prevención de la Drogadicción y la Lucha contra el Narcotráfico (Sedronar) determinó que, entre 2001 y 2005, creció en un 4,3 por ciento la cantidad de chicos de colegios secundarios que consumen inhalantes. Y en la provincia de Buenos Aires, entre 2005 y 2006, creció un 3 por ciento entre jóvenes de 16 a 20 años, según la Subsecretaría de Atención a las Adicciones. Este fenómeno amerita que ya mismo se establezca alguna limitación para la venta de estas sustancias a menores de edad (actualmente son de venta libre).
Es por ello que, más allá de la indelegable función que tiene la familia en materia de prevención de las adicciones, con la necesaria coordinación de los establecimientos escolares, es necesario que desde el gobierno nacional continúen implementándose intensas campañas públicas de prevención, para informar a toda la sociedad sobre esta cada vez más preocupante realidad que están enfrentando nuestros niños y jóvenes, y los posibles caminos para darle soluciones.
diario La Nación
2 comentarios:
Es una pena que el gobierno ignore este grave problema.
laura y chucho
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