Hay una generación que nació y creció en la ignorancia, la de la calle.
Hoy la tecnología, la difusión de lo que nos ocurre nos toma de sorpresa y muchos caemos en pensar “donde estaba yo cuando todo paso”
La droga nos sorprendió y castigo en forma despiadada. Fuimos hijos y padres hasta determinada edad a los que nos fue fácil la crianza de nuestros hijos y el cuidado de padres,
Hoy ya no, todo se nos fue de las manos, ya no tenemos tiempo de volver atrás y comenzar otra vez, tenemos que adaptarnos a lo nuevo y luchar contra el enemigo feroz que nos invadió.
La inmigración de los últimos años, la falta de trabajo para ellos, hizo que esta gente se dedicara en su gran mayoría al tráfico de droga. Villas como la 1, 11 y 14 son famosas por la puja que existe entre ellas por distribuir la droga al menudeo.
Allí van los adolescentes, casi niños a comprar y a su vez vender para conseguir su alimento diario, veneno que los inutiliza de por vida.
Las políticas de estado son casi nulas respecto a la prevención y lucha contra el narcotráfico.
Los educadores después de la familia es el lugar con mas posibilidades de actuar sobre las adicciones, pero para ello necesitan de programas, enérgicos, con fundamentos para proteger, formar, la información sola no sirve.
Un informe del año 2007 del Conicet nos dice: “Patética realidad bonaerense: 9 de cada 10 estudiantes tienen adicción a la cerveza y 4 de 10 fuman marihuana” Pero hay mas, la misma fuente informa que los chicos entre los 12 y 15 años es la principal franja a probar las drogas sociales.
Es muy fácil acceder a ella, es muy fácil saber donde y quien la tiene. ¿Una pregunta, si ellos lo saben las autoridades no?
Estamos alterados por un sinfín de cosas, la anarquía en la cual vivimos se torna irrespirable, el infantilismo demostrado por nuestros mandantes es inusual en un país que merece tener el mayor índice de alfabetización y que descendimos a un sexto lugar en América Latina según la Unesco.
La droga se instaló ya hace muchos años, primero fuimos país de tránsito, no dijimos nada, ni cuenta nos dimos, ahora producimos y tampoco nos damos cuenta, se nos achica el horizonte cada día mas y nuestra sociedad esta cada vez mas comprometida.
Luchan a los codazos para instalar una carpa frente al Congreso, salen por los medios a defender un gobierno al que nadie quiere sacar, pero estoy plenamente segura que no los vería luchando para que nuestra juventud sea sana, para pedir al Congreso que legisle contra los narcotraficantes, para políticas públicas que nos lleven a una mejor calidad de vida, e impedir que estos chicos dejen un espacio vacío en la sociedad que tanto los necesita. Con una sola de esas carpas cuanto podriamos hacer por nuestra futuro. ¿Donde esta el Buen Samaritano?
susrey
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