Enviado desde la Base Orcadas, Antártida Argentinapor Guillermo CANOSA
21-ABR-2007
21-ABR-2007
Ayer arribó a Puerto Belgrano el rompehielos Almirante Irízar.
Me invadió una emoción muy grande, ya que al navegar durante siete días en él, llegué a tomarle muchísimo afecto, porque me trajo sano y salvo a este paraíso que es Orcadas.
Este símbolo naval de nuestro país, que tanto hizo y seguramente hará en los hielos antárticos, llegó nuevamente a casa, malherido y remolcado al haberse quedado sin energía propia que lo impulse.
Emocionante este regreso, porque (no puedo con mi genio), lo asocié con lo que le ocurre en la vida a algunas personas.
Personas que dan todo de si, cumpliendo las funciones que se les asignan con regularidad y eficacia.
Que enfrentan tormentas, crisis, amarguras, alegrías en fin, la vida.
Y sin embargo, a veces esa misma vida les asesta un golpe paralizante, que cambia todo su panorama.
Y sin embargo, a veces esa misma vida les asesta un golpe paralizante, que cambia todo su panorama.
Y es allí que se demuestra de qué madera esta hecho este individuo.
Puede hundirse en la más negra de las aflicciones y rendirse o luchar a brazo partido contra la adversidad, tratando de mantenerse íntegro.
Y eso es lo que hizo el Irízar, ayudado por su sangre que es su tripulación, lucho hasta estabilizarse lo más posible, perdió cosas de si mismo en esa lucha y fue tan noble que cuidó a sus pasajeros, no habiendose perdido ninguna vida humana.
Y con la ayuda de Dios, de su familia y de sus amigos se mantuvo a flote y llegó hasta un puerto seguro para lamer sus heridas.
De ahora en más, será reparado y volverá a surcar los mares antárticos repartiendo vida, simbolizando en la logística de alimentos y combustibles para las bases antárticas y los hombres que componen sus dotaciones.
Y si un hombre al cual la vida lo golpea, capitaliza esas enseñanzas, desde ya que irradiará hacia su prójimo lo mejor de si, porque se conoce profundamente y aprendió cuales son sus límites.
Y el rompehielos hará eso y mucho más junto a su tripulación; volverá a su hogar que es la Antártida pleno de vida y de vigor.
Por ello es de desear LARGA VIDA AL ARA ALMIRANTE IRÍZAR
Guillermo CANOSABase OrcadasCampaña Anual Antártica 2007
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