El díario la Nación publica en su editorial, una nota de Juan Pablo Morales la cual refleja fielmente la situación reinante en nuestra sociedad.
Esto no es un problema de los alrededores de la capital federal, esto nos esta sucediendo a los Argentinos, sin distinción de clases, a 20 cuadras del centro de la ciudad, de su casa y la mia. Tomemos conciencia, perdimos un tiempo mas que necesario en cosas triviales, el estado gasta nuestro dinero en campañas políticas.
A continuación saco algunos párrafos de lo expuestro clara y duramente por Juan Pablo Morales.
"Maxi" se limpia la baba a cada rato y hunde el pecho consumido para respirar. Mira desde el fondo de unos párpados hinchados y oscuros. La tierra pegada al cuerpo y a la cara, y a la ropa y a las zapatillas rotas no alcanza para tapar las huellas de los golpes.
Porque los vecinos de Villa Itatí ?uno de los asentamientos más populosos del país, situado en el partido bonaerense de Quilmes? desmayan a palizas a "Maxi" varias veces durante la semana. Dicen que el paco lo volvió "salvaje". Roba sin control a quien se le cruce, como sea, cuantas veces lo necesite. Su madre lo obligó a dormir en el patio de la casilla donde vive, porque cuando entraba se llevaba todo.
Otros chicos prefieren deambular solos por los pasillos. Los vecinos se cuidan. No cuelgan ni la ropa, porque desaparece al minuto. Ni siquiera hay broches. Los chicos se los llevan y corren a venderlos cuando juntan una docena. Les alcanza para una dosis: cinco pesos.
Nelly saca conclusiones: "El «paco» nos va a matar. La suba de precios nos va a matar. Esta cosa de las bolsas mundiales que no entiendo deja sin obras a los changarines. Acá todo se complicó". Nelly enumera, hace cálculos, enumera otra vez. Las cuentas no cierran.
El comedor, unido a la red de Cáritas Argentina, recibe becas del gobierno bonaerense para 50 chicos; cada una equivale a 120 pesos bimestrales. Las cocineras estiran las raciones para alimentar a otras 100 personas que las becas no cubren. "Necesitamos que suban los cupos y aumenten los fondos", reclaman.
Son las 11.30. El comedor está lleno. Entre los nenes, de repente, aparece una decena de jóvenes silenciosos y balbuceantes, como Maxi. Miran de lejos, patrullan el comedor, están seguros de que el cronista de La Nacion es un "buchón de los ratis", como dicen, en alusión a eventuales denuncias a la policía.
Nota completa: http://www.lanacion.com.ar/nota.asp?nota_id=1061199
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